lunes, 18 de junio de 2012



En situaciones de emergencia, como la actual, es indispensable tomar partido. No se puede permanecer ¨apático¨, tampoco es deseable, que en busca de una postura ¨objetiva¨ se evite el involucramiento, la toma de posición.

La emergencia nacional es profunda, cada día se incrusta en la realidad de cada uno de nosotros, es imposible cerrar los ojos. Las noticias llegan a diario, de todas partes, la violencia refuerza sus posiciones en los estados, la muerte campea a plenitud.

El poeta Javier Sicilia había dicho que estas serían las elecciones de la ignominia, que tendríamos que elegir por cual cartel votar, era la unidad política nacional una necesidad impostergable, pero ésta se vio derrotada por la época electoral, por sus lógicas y su propaganda apabullante.

Todos los candidatos han fijado sus posiciones frente al conflicto, una ofrece continuidad en la guerra fallida, el otro ofrece importar espejitos ya rallados, uno más promete más mano dura y privatización de todo lo público para que el último, el más viejo de todos, ofrezca atender las causas del delito.

No sé cuál sea la solución definitiva para dicho problema pero es apabullante la ola de dolor que se despliga a lo largo del país, si bien todos los candidatos plantean acabar con el problema, los métodos son diferentes, por ende, las consecuencias.

Entonces, ¿Por qué no probar un nuevo enfoque?

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