martes, 4 de diciembre de 2012

Pequeña reflexión matutina.


Lavando mis trastes después del desayuno escucho por la radio que un tuitero le recrimina a la conductora la tibieza de sus críticas al cerco a San Lázaro cuando en el pesado, durante el plantón en Reforma, no fue tan benevolente. Ella se defiende alegando que está en contra de las calles sean cerradas afectando así a terceros inocentes, que el gobierno debe ser el último en aplicar medidas perjudiciales y que los ciudadanos agrupados en movimientos sociales deben encontrar maneras creativas y efectivas para manifestar su descontento, como las redes sociales, por ejemplo.

¨Así nació el 132¨, palabras más palabras menos, dice y se defiende. Pero, ¿qué tan conveniente es quelos movimientos sociales limiten sus protestas a las redes sociales, como tuiter y facebook? desde mi perspectiva, lo anterior resulta nefasto y perjudicial.

La llegada a México de las redes sociales ha venido a revolucionar el accionar de la protesta social, ha facilitado la comunicación entre los integrantes de los diversos movimientos, y a la vez, entre los movimientos mismos, las redes se han convertido en una herramienta logística de la protesta social. Se difunde información mucho más rápido, se convoca a eventos y se reporta el desarrollo de los mismos en tiempo real.

Tanto tuiter como facebook no deben tener un uso unico, ya sea como medio de comunicación o como espacio a copar, los muros y tuitlines son espacios en los que la comunicación fluye sin cortapizas y en los que se difunden ideas a favor y en contra, que legitiman o dilapidan, la protesta. Son espacios en continua disputa y como se ve, nadie está dispuesto a perderlos.

Limitar la protesta a las redes sin tomar las calles sería un ejercisio contraproducente, un espacio virtual no es el idoneo para manifestarse, para eso están las calles, no se trata unicamente de expresarse, de dar a conocer el agravio, sino de presionar para que éste sea solucionado. En la mayoría de los casos, el platón y las marchas son la última opción, actuan como medidas de presión ante el desprecio de las autoridades, después del agotamiento de la vía legal en su totalidad.

Convertir a las redes en un gran Muro de los lamentos sería condenar al olvido, al anonimato, a muchisímos movimientos que luchan causas legítimas, los desaparecidos durante el sexio de Calderón, por mencionar alguno, limitarlos al espacio virtual en el que todas las voces valen sería homologarlos al infinito, una multiplicidad de voces en la que todas son escuchadas pero ninguna es comprendida.





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