lunes, 16 de julio de 2012

Jugar de visitante


Ayer la Universidad Nacional Autonóma de México publicó los resultados del segundo y último concurso  de admisión para licenciatura. Según las estadisticas, sólo el 10.3% lograron su ingreso, es decir, de  62 mil 682 aspirantes unicamente ingresarón 6500 muchachos.

En lo personal, creo que el bajo porcentaje de admisión en la Universidad es algo injusto y que no se justifica. Sin obviar la cuestión del presupuesto, que debería aumentar año con año y no ser regateado, la Universidad necesita abir más campus, no sólo en el DF, sino en provincia.
Para alguien del interior es un gran esfuerzo ingresar y mantenerse ahí, no sólo económico, sino personal, desprenderse de comodidades y de la compañia familiar.

Presentar examen es como jugar de visitante, es ir a una ciudad ajena, enorme, que te recibe con las fauces abiertas, con un ritmo de vida frenetico. En la sede, el público está contra tí, tus compañeros de aventura caminan con resignación, como quien va al paredón de fusilamiento. El ambiente es tenso, en tres horas se juega el trabajo de años, en un examen están puestas las esperanzas de familias entereas de conseguir un futuro mejor. Es ir a perder para regresar con el triunfo en la mano. Vencer con todo en contra.

Sólo 6500 jovenes ingresaron y para los demás empieza un periodo de incertidumbre y preocupación, de no saber qué sigue. La mayoría de la población estudiantil de la UNAM es defeña, pocos son quienes logran el ingreso vía examen y cuando se logra, se convierte en un orgullo, en motivo de inflar el pecho y decir yo sí pude.

El pase reglamentado, que ya no automático, debe regularse. Dependiendo del promedio el alumno puede ingresar a determinados planteles y carreras, promedios de 7.0 pueden mantener su lugar hasta por un año después del egreso del bachillerato. No soy de la idea de elimar dicho derecho pero sí debe ser encarecido. Mucha gente de provincia lleva a estudiar a sus hijos el bachiller al DF para que el ingreso sea más sencillo, saben que el examen de admisión es filtro que pocos logran batir.

Quienes logran el ingreso se desprende de un contigente que poco a poco se va desintegrando, algunos se quedan en el intento, otros no salen de su entidad natal, se adquiere una enorme responsabilidad, la de demostar que mereces estar ahí, no fallar. La diferencia en la calidad educativa es abismal, la UNAM no es sólo una universidad, significa la oportunidad de acceder a una cultura más amplia.

La alta demanda de la que es objeto la UNAM es un reflejo más de la centralización que se vive en el país, en una sola ciudad se concentran la mayoría de los campus de la UNAM, IPN y UAM. Sin duda, se debe de aumentar el presupuesto a éstas instituciones, abir más espacios, y terminar con la visión de que la educación es un gasto, que deje de ser una inversión para convertirse, ahora sí, en un derecho garantizado.





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