domingo, 15 de abril de 2012

Tenemos que hablar.

Tenemos que hablar, ya no podemos postergarlo, más, aún más.

Ya no podemos ser indiferentes, la realidad nos engulle sin darnos cuenta, casi en la indiferencia. Tenemos que hablar de lo que nadie ve, de lo que nadie escucha, hay que ver al otro, ver a los demás. Decir lo indecible, darle voz a los invisibles.

Creo que la situación ya no es tolerable, la depresión ya es profunda. No podemos ocultarlo más, las manifestaciones de la enfermedad se agravan.

La política ya no sirve a la población, ahora se postra ante la economía, sin oponer resistencia, sin pedir nada a cambio. Se sacrifican paises, sociedades ante el nuevo Dios económico. Es impresionante ver.

Tenemos que hablar de lo indecible, ya no alcanzamos a dimensionar lo que pasa a nuestro lado, todo va, todo regresa, todo sin pedir permiso a la razón. Tenemos que poner al servicio de lo humano lo político y lo económico.

Tenemos deudas que pagar, no sólo al FMI y al BM, sino a los pueblos indigenas, a los origenes de nuestro país, tenemos que reinvindicar, voltear la mirada a lo recondito, allá donde no llega la luz del canal de las estrellas.

Hay que ser incluyentes, no más segregaciones entre iguales, poner el centro al otro, descomponer la unidad en dos, pensar en plural para actuar por los demás, construir un nosotros. En el país se avecina un nuevo ciclo de eleeciones, tenemos que tomar partido, como dijo Sabina, no dejar la política en manos de los políticos, es demasiado importante.

Empezemos hablando, comprometiendonos, en cada espacio a buscar la unidad para buscar equilibrios y balances, no sólo económicos, sino de justicia social.

Sostengo que no tenemos idea de lo que está en juego en la elección, comenzemos a hablar de ella.

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